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09 Jun Maestros y profesores, mucho más que simples educadores
El maestro mediocre cuenta. El maestro corriente explica. El maestro bueno demuestra. El maestro excelente inspira.-William A. Ward.
Algunos ya habrán terminado, otros estarán cerca del final e incluso algunos a punto de comenzar las clases del verano. Los profesores tienen una tarea continua a lo largo del año; prepararse para lo que se les viene encima con el inicio del curso. Porque al igual que existen profesores mejores y peores, hay alumnos de todos los tipos.
Allá por aquel entonces, cuando aún la mochila que cargaba era el doble que yo, tuve un profesor que se presentó de una forma un tanto extraña para los que éramos sus alumnos. Sus palabras exactas no las recuerdo, pero era algo así; Sé que me odiaréis, que no querréis ni verme, que durante el curso me pitarán los oídos…Pero ello me compensará porque al final de este año habréis aprendido, y aunque no os daréis cuenta ahora, más adelante, cuando seáis mayores me recordaréis con cariño.
Y la verdad que no se equivocó, es uno de los profesores que más cariño le tengo y que, aún hoy en día, nos seguimos parando cada vez que nos vemos por la calle. Es de esos profesores que, como dice William A. Ward, inspiran.
Hoy en día la educación, en general, está menos valorada, al igual que los profesores que día tras día se esfuerzan en inculcar en las generaciones futuras valores y principios, que a parte de los que aprenden en casa, serán muy importantes para su vida. La figura del profesor, maestro o tutor tiene que ser casi tan importante como la de sus padres o madres, pues al fin y al cabo la gran parte del día a día se la pasan a su vera.
Así que ahora brindemos por aquellos profesores únicos; por los que nos alegraban las mañanas dejándonos 5 minutos para hacer los deberes de otras asignaturas, por los que nos permitían salir al recreo antes de tiempo, por los que aunque chillones siempre se sentaban a nuestro lado para ayudarnos, por los que tenían sus propios métodos de enseñanza y nos abrieron los ojos a nuevas formas de aprender, por los que querían ser uno más de nosotros y al final les salía el tiro por la culata…incluso brindemos por aquellos que nos ponían exámenes sorpresa a sabiendas que nadie había estudiado, incluso esos “tan maravillosos” que nos dejaban con un 4’75 para que pudiéramos aprender más…por todos ellos y muchos más.
¡Qué vivan los profesores!
¿Cómo no vamos a demostrarles nuestro cariño? El final del curso es el mejor momento para hacerlo, ya seas un alumno o un padre/madre encantado con todo lo que ha aprendido tu niño a lo largo del año. Regálale lo que más rabia te dé, pero si me permites un consejo… Donde esté una bonita caja de embutidos varios y quesos que se quite lo demás ¿o no? 😉